
"Las Pecadoras"
(A la Noche)
Bronce

Una vez, había un pavo, más que un pavo un pavón, sobre un malecón. A este pavón le quedaban muy pocos días para seguir gozando de la plena luz del sol y se contemplaba misteriosamente en un espejo veneciano colocado sobre el malecón a dichos efectos. Y entonces, intervino la mano del hombre, esa flor de los campos de la que sin duda habéis oído hablar. El pavo, que se llamaba, en broma, tresestrellas, ya no sabía qué partido tomar. Todos sabemos que la cabeza de los pavos es un prisma de ocho facetas, igual que el sombrero de copa es un prisma de siete u ocho reflejos.
"Ugolino"
Piedra reconstituida
Lucas Rebollo



"Al través de las paredes de una caja firmemente cerrada, un hombre pasa despacio un brazo, y, luego otro, y jamás los dos al mismo tiempo. Después, la caja resbala sobre uno de sus lados, el brazo desaparece y ¿dónde está el hombre? Dónde está el hombre preguntan los grandes pañuelos de seda de los arroyos; dónde está el hombre repiten los borceguíes del atardecer. Y la caja choca sucesivamente con los árboles que le dan un sol azul durante algunas horas, cuando un toro más bravo que los demás, o una roca, no intentan reventarla. He aquí una curiosa observación: sobre las paredes de la caja no hay Alto y Bajo, y me han asegurado que un pastor, de quien no cabe esperar sepa leer “Frágil”, ha leído “Pablo y Virginia”. Sí, Pablo y virginia, punto y coma. Al principio, me resistía a creer a mis propios oídos, como una bella oruga que atraviesa la carretera mirando a derecha e izquierda. En el primer piso de un miserable hotel hallé la caja en cuya persecución partí un día, sin tener otro guía que los inimitables signos impresos por la audacia sobre los acontecimientos en los que lo maravilloso participa.